Viridiana es mi vecina, vive en el departamento de alado. Tiene
28 años, vive con las comodidades que cualquier persona quisiera tener, vive
sola en su departamento, tiene carro, tiene mucha ropa siempre la veo muy bien
vestida. Aunque siempre la veo muy apresurada, se va muy temprano y llega a
altas horas de la noche. Trabaja en una empresa, no sé muy bien cuál es su
puesto, pero de lo que sí estoy segura es de que no tiene tiempo para ella. Una
vez la encontré en el elevador me dijo que estudiara algo que me gustara y
alcance mis sueños, que no me deje llevar por las expectativas que otros tengan
de mí, porque por ello, ella termino en un trabajo como en el que ahora está.
Un día después de no haberla visto durante mucho tiempo la
encontré, se estaba mudando, me sorprendió mucho ese cambio tan repentino. Me
pregunte; ¿Por qué se está mudando? Ella vive muy bien, me vio y se acercó a
mí. Me dijo que podía ir a visitarla cuando quiera y me dio su nueva
dirección.
No quise quedarme con la duda, así que después de una semana
fui a visitarla. Era un lugar de no muy buen ver, llegue a la dirección, era
una casa muy modesta y no muy grande. Toque y Viridiana me abrió la puerta.
Pensé que no la encontraría, porque ella nunca estaba en casa. Pase, me conto
que se regresó a vivir con su mamá, le pregunte si aún seguía trabajando. Me
dijo que dejo ese trabajo, debido a que no era lo que a ella le gustaba, aparte
estaba harta de trabajar alrededor de gente
que solo veía lo material y solo le hablaba por su dinero y por la forma
en la que vestía. Que ya no quería ser parte del capitalismo y el consumismo.
Así que dejo ese aburrido trabajo, y empezaría a estudiar Artes Visuales que
era lo que le gustaba. Que había hablado con su mamá y ella estaba de acuerdo.
Seguimos hablando, hasta que me di cuenta de que ya era
tarde, me tena que ir. Me pidió una disculpa por no poder llevarme a mi casa,
ya que no tenía carro. Lo había vendido para invertir en sus estudios. De
camino a casa me di cuenta que a pesar de ya no tener las cosas materiales que
antes tenía, la note muy feliz y tranquila. Se veía como una persona renovada,
ya no tenía esa expresión de cansancio. Era una persona muy diferente.
No voy a vivir como Viridiana ni ella espera que lo haga.
Pero hay algo que le admiro: la mayoría de nuestros conocidos comunes viven
quejándose de las grandes empresas, pero compran sus productos. Se lamentan de
los políticos, pero vota por ellos. Sufren por el capitalismo, pero quieren un
coche nuevo. Defienden la igualdad, pero les aterra tener un hijo gay. Los
problemas sociales siempre son culpa de alguien más, así que ellos no tienen
nada que hacer.
Pero si quieres cambiar el mundo, tienes que cambiar tú. Lo
demás en palabrería. Eso es lo más importante que mi amiga me ha enseñado.
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