Reflexión - Mi primer año en el CCH

Mi primer año en CCH fue una experiencia muy padre. Conocí a muchas personas, hice nuevas amistades y tuve nuevas experiencias. La escuela me ha gustado mucho aunque no haya sido mi primera opción. Me emocione mucho al saber que iba a estar aquí ya que mi hermano me había contado todo lo que hay y lo grande que es la escuela . Me ha costado mucho mantener mis calificaciones ya que me han dejado mucha tarea, pero gracias a eso he aprendido a trabajar mejor y ser mas ordenada. También conocí a muchas personas como a Irasema, Sussete, Susana, Diana, etc. La escuela a llenado mis expectativas es mas de lo que había pensado. Mis maestros de primer me cayeron muy bien, aunque en el segundo semestre me cambiaron de maestros, en las clases de química e historia. Mis nuevos maestros no fueron muy de mi agrado. Pero en todo lo demás estuvo muy bien. Algo que me agrado mucho fue la bienvenida que me dieron me motivaron mucho más de lo que ya estaba. Fue un año espectacular y espero que los demás semestres sean mejores.  

El Ángel de la Independencia no es un ángel

El Ángel de la independencia fue diseñado por el arquitecto Antonio Rivas Mercado. En realidad su nombre es "Victoria Alada", no se trata de un ángel como siempre hemos pensado, fue realizado por Antonio Rívas Mercado y su modelo fue su propia hija de nombre Alicia, se inauguró el 16 de septiembre de 1910. La Victoria Aliada sobre todo se encuentra una estatua hueca de bronce, que representa a la Victoria Alada en actitud de vuelo con las alas abiertas, con el brazo derecho extendido y sosteniendo una corona de laurel en actitud de colocarla sobre la cabeza de los héroes; el brazo izquierdo extendido hacia abajo y atrás sosteniendo en la mano una cadena rota de tres eslabones, símbolo de los tres siglos del virreinato y la dependencia política de España. Toda ella revestida por hoja de pan de oro. A esta estatua se le da en específico el nombre popular  de Ángel o el Ángel de la Independencia.

Se inauguró el 16 de septiembre de 1910 con motivo del centenario de la Independencia por el entonces presidente don Porfirio Díaz. A sus pies descansan una serie de esculturas de bronce fundidas en Florencia, Italia, que representan la paz, la ley, la guerra y la justicia además de las esculturas de los principales héroes de la Independencia.